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LOS DERECHOS Y LOS HUMANOS:
LA HERIDA ABIERTA
2012-2024
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"Me queda algo de esperanza,
un optimismo extraño hace que no abandone.
Sé que es difícil, muchos quieren que se
muestre la verdad, pero hay muchos que no.”
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Mientras se definen los nuevos límites del horror en tiempo real, el mundo que conocemos desaparece
frente al totalitarismo. La ocupación ideológica de un gobierno mundial estremecen la veracidad de la
conciencia y los Derechos Humanos enfrentan al paradigma de la guerra cuando no se necesitan
refugiados bajo la misma mesa. Una imagen que interpela nos invita a mirar el mundo. Provoca la resistencia y nos sumerge en su pensamiento. Cuando la imagen nos detiene busca algo más que un simple registro. Busca la compasión. Una fotografía es un acto de amor y sedición. La semilla fragmenta de una esperanza. El amor es una imagen peligrosa de revelar. El negacionismo mediático es una ideología, el acuerdo político entre los que mienten y asesinan. Es complicidad y omisión. La implantación del silencio sobre el dolor ajeno, la ceguera congénita del capitalismo visual. Enemigos invisibles para víctimas reales. Lo primero que muere en la guerra es una verdad.
El trabajo de Fernando Lavoz está lleno de humanidad. Es la búsqueda irrenunciable de un ser.
La valentía de su lente se levanta para enfrentar la impunidad del poder, buscando una verdad que se
ampare en la justicia. Maestro de la pincelada y del diafragma perfecto, capaz de descubrir una huella
entre tantas miradas. La incansable lucha por develar esta impunidad, sobrevive por el efecto
natural del principio de la luz que se abre en medio de la oscuridad y aparecen las demandas que valen
un estallido. Las imágenes perduran en los ojos de las generaciones que, con seguridad, tendrán la
inspiración para luchar con dignidad. Su obra es una imagen que se convierte en memoria y leyenda.
Andrés Bravo López
Fotógrafo documental
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“Denunciar lo que sucedió hace décadas no es quedarse en el pasado, es memoria histórica para construir un mejor futuro. Olvidar o negar los crímenes que nos cometieron es violencia. Y por último, negarse a la reparación del daño devastador provocado no es ignorancia ni falta de tino. Es sadismo”.
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EL OJO ROTO
Los Derechos y los Humanos: La Herida Abierta es un proyecto fotográfico que muestra una serie de imágenes yuxtapuestas a manera de montaje realizadas por el fotógrafo documental y artista visual Fernando Lavoz Bustamante. Es un ensayo visual que busca re-significar imágenes documentales mediante la superposición de capas fotográficas de diferentes registros realizados por el fotógrafo relacionados con vulneraciones a los derechos humanos ocurridos en Chile ejercidas por el Estado, las instituciones militares y la iglesia durante los últimos 50 años.
A partir de su trabajo como fotoperiodista el autor crea una iconografía pericial a manera de reconstitución de escena haciendo cohabitar unos sobre otros sus registros fotográficos documentales y de prensa que realizó en diferentes momentos y lugares durante los últimos doce años. Superpone diversas capas de fotografías para descubrir una nueva imagen que adquiere múltiples significaciones que se unifican en una vertiginosa y aparente disparidad de temas en un diálogo de fotos entrelazadas. Las capas más antiguas conviven con hechos recientes, un presente pretende aplastar el pasado, pero el ejercicio de memoria hace que se desborde el olvido. La alteración creativa que ejecuta sobre su archivo fotográfico realizado en sitios de tortura, lugares del crimen, registros de víctimas y familiares, de acusados y testigos, hila una costura en la memoria quebrada de estos sucesos que permanecen mayoritariamente en la penumbra de la impunidad. Al resultado de la inspección ocular de sus testimonios fotográficos, se une el estudio de campo reunido en estos últimos años que contiene material escrito, oral, audiovisual, gráfico, bocetos periciales, dibujos y planos de sitios de memoria, testimonios de testigos y protagonistas, estos son elementos claves de la yuxtaposición creativa que como una constelación de partes se unen a través de lo que el fotógrafo llama “capas de memoria visual” que se concretan en un montaje fotográfico experimental realizado en el cuarto oscuro digital donde se intervinieron las imágenes. Desenfoca, deslava, decolora, ensucia, rasguña la memoria, busca la convivencia entre las capas, pluraliza la imagen, escarba en la perfección de la tecnología para encontrar lo imperfecto de la realidad con el ojo roto.
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DICTADURA CÍVICO MILITAR
El 11 de septiembre de 1973, un golpe de Estado liderado por los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas Augusto Pinochet, derrocó el gobierno democrático constitucional del presidente Salvador Allende. Tras el golpe, el régimen militar implementó un control autoritario sobre todos los aspectos de la vida política, social y cultural del país, incluidos los medios de comunicación. Miles de personas fueron detenidas a lo largo de todo el país durante los primeros días de la dictadura, sin importar clase social, género, ocupación, estado civil o edad siendo conducidos a los primeros centros de detención, muchos fueron torturados y ejecutados en el mismo lugar. En junio de 1974 la Junta Militar crea la DINA (Dirección de Inteligencia Nacional), policía secreta encargada de reprimir, desarticular y eliminar elementos calificados como subversivos por el régimen. La DINA fue responsable de la mayor parte de los casos de asesinatos, tortura, secuestro y desaparición forzada de personas y sería reemplazada en 1977 por la CNI (Central Nacional de Informaciones). Carabineros y el ejército de Chile también participó de crímenes de lesa humanidad.
La cifra total de personas detenidas desaparecidas y ejecutadas políticas durante la dictadura militar sin entrega de cuerpos, período 1973-1990, es de 1.469 personas, de las cuales 1.092 corresponden a personas detenidas desaparecidas y 377 a personas ejecutadas sin entrega de cuerpos.
La cifra de víctimas directas de violaciones de los Derechos Humanos en Chile, ascendería, al menos, a unas 35 000 personas, de los cuales unos 28 000 fueron torturados. Además, unas 200 000 personas habrían sufrido el exilio y un número no determinado habría pasado por centros clandestinos e ilegales de detención.
Los medios de comunicación en Chile durante la dictadura de Pinochet jugaron un rol clave en el encubrimiento de los crímenes de lesa humanidad y en la construcción de una narrativa oficial del régimen que justificaba la violencia y represión. Utilizaron diversos mecanismos para silenciar las voces de las víctimas, distorsionar la realidad, censura, manipulación de la información, el control de la prensa, la utilización de eufemismos y propaganda del régimen. Algunos periodistas como Beatriz Undurraga fueron condenados por el Tribunal de Ética del Colegio de Periodistas por colaborar con el régimen redactando y publicando informaciones falsas. El periodista Pablo Honorato fue citado a declarar en noviembre de 2003 también por servir al régimen dictatorial.
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" Se las obligaba a permanecer todo el día, boca abajo, con las manos sobre la nuca y las piernas abiertas... Había filas de prisioneras hincadas o paradas contra los muros, y al menor movimiento eran golpeadas, pateadas... Y en varios casos, lo vi, baleadas... En los camarines de seis por cinco metros había cien mujeres. Comida una sola vez al día (a las 16 o 17 horas). Había dos grupos mayoritarios de prisioneras: obreras y profesionales universitarias... Muchachas y mujeres adultas fueron vejadas, obligadas a desnudarse, manoseadas e insultadas como preámbulo a los interrogatorios..."
(Testimonio de una prisionera política que estuvo en el Camarín de mujeres del Estadio Nacional, centro de detención, tortura y desaparición, Santiago, Chile. Informe Valech)
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"... me llevaron al centro de torturas en la calle Londres, donde permanecí alrededor de dos semanas en una celda, sola e incomunicada. Aquí fui torturada brutalmente. Los métodos de tortura incluían golpes, y choques eléctricos a todas las partes más sensibles del cuerpo, como los senos, los ojos, el ano, la vagina, la nariz, los oídos y los dedos. Varias veces en el baño de Londres me violaron."
(Testimonio de prisionera del centro clandestino de prisión, tortura y exterminio, LONDRES 38 conocido como cuartel Yucatán, Santiago, Chile.)
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Una vez detenidos, los prisioneros eran trasladados de forma secreta a centros clandestinos de detención como estadios, comisarias, casas clandestinas, dependencias hospitalarias, entre otras.
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MODUS OPERANDI
Del ejército de Chile, la DINA, la CNI, los Carabineros y además de civiles.
1. Identificación y selección de las víctimas: Las que corresponden a todas y todos los opositores políticos del régimen dictatorial, llamados por ellos como “terroristas” o “subversivos”, siendo principalmente líderes sindicales, militantes de partidos de izquierda, principalmente del Partido Comunista (PC), Partido Socialista (PS), el MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria), y otros grupos políticos contrarios al régimen. También cualquiera de ser sospechosos de tener vínculos con la resistencia al régimen o de simpatizar con ideologías de izquierda, independientemente de su actividad política concreta. Estas listas se elaboraban a partir de seguimientos, escuchas telefónicas, denuncias anónimas, y también mediante las torturas a prisioneros.
2. Secuestro y detención ilegal: El secuestro era clandestino y violento, en sus casas, trabajos o lugares públicos. Sus métodos era allanamiento sin orden judicial, golpiza inmediata a los detenidos y sus familiares.
3. Vehículos sin identificación: Se empleaban vehículos sin identificación o con matrículas falsas para evitar que los secuestros fueran registrados por testigos.
4. Una vez detenidos, los prisioneros eran trasladados de forma secreta a centros clandestinos de detención como estadios, comisarias, casas clandestinas, dependencias hospitalarias, entre otras.
5. La tortura era el componente central del modus operandi. El objetivo de la tortura no solo era obtener información (frecuentemente, con el propósito de identificar a otros opositores) sino también destruir la voluntad de las víctimas y sembrar el terror en la población.
6. Métodos de tortura: Entre los métodos de tortura más comunes utilizados son golpes, aislamiento total, amenaza a familiares, privación de alimento, electricidad en zonas blandas y heridas abiertas, asfixia seca y en agua, quemaduras con brazas y cigarrillos, desprendimientos de dientes, uñas y cabello, violaciones, simulacro de fusilamiento, colgamientos “pau de arara”, presenciar torturas de otros presos y familiares, entre otras.
7. Asesinato y desaparición en Centros de detención: Muchos prisioneros políticos fueron asesinados durante su reclusión en centros clandestinos de detención, sea por fusilamiento, inyecciones letales o debido a las torturas. Estos crímenes solían ser registrados de manera falsa, como "muertes en enfrentamientos", para simular que la víctima había muerto en combate contra fuerzas militares o fugas.
8. Asesinato y desaparición en operaciones clandestinas de traslados de cuerpos: Llevaban a cabo operaciones clandestinas en las que los prisioneros eran trasladados a lugares remotos, donde se les ejecutaba y luego se les hacía desaparecer. Esto incluía lanzar los cuerpos a ríos, canales, mar o enterrarlos en fosas comunes.
9. La impunidad y la desaparición forzada de miles de personas durante la dictadura chilena han dejado un legado de sufrimiento y dolor en la sociedad chilena. Las víctimas y sus familias luchan hasta el día de hoy por la verdad y la justicia.
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“El “método” consistía en amarrar los cuerpos a rieles cortados. Eran asesinados acribillándolos o inyectándolos. En este caso se decía a los presos que los iban a vacunar. Sin embargo, Marta Ugarte no murió después de ser inyectada con una sustancia letal. Su cuerpo aún se movía, por lo que un agente soltó uno de los alambres que la sujetaban al riel para ahorcarla, lo que permitió que quedara mal atada y se soltara su cadáver, lo que impidió que se hundiera.”
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Muchos prisioneros políticos fueron asesinados durante su reclusión en centros clandestinos de detención, sea por fusilamiento, inyecciones letales o debido a las torturas. Estos crímenes solían ser registrados de manera falsa, como "muertes en enfrentamientos", para simular que la víctima había muerto en combate contra fuerzas militares o fugas.
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La impunidad y la desaparición forzada de miles de personas durante la dictadura chilena han dejado un legado de sufrimiento y dolor en la sociedad chilena. Las víctimas y sus familias luchan hasta el día de hoy por la verdad y la justicia.
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AUDIENCIA DE HORRORES
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PACIFICACIÓN
El pueblo mapuche lleva más de quinientos años defendiendo sus territorios y su cultura. Progresivamente desde la mal llamada “Pacificación de la Araucanía” del siglo XIX, se los ha ido despojando de sus tierras ancestrales a través de políticas de colonización y militarización. Latifundistas extranjeros, grandes empresas forestales y termoeléctricas destruyen el ecosistema. Una marginación constante los relegó por años a la pobreza, al olvido de su idioma y sus costumbres. Hoy mantienen una gran lucha reivindicativa que los lleva a enfrentarse a sangre y fuego con el estado chileno y los capitales tanto nacionales como extranjeros. Las familias Mapuche viven a diario un clima de violencia debido a la militarización de su territorio. Niños, jóvenes y ancianos defendiendo su cosmogonía, su cultura, sus tierras y sus vidas. La represión se intensificó a partir de la aplicación de la ley Antiterrorista 18.314, durante el gobierno de Ricardo Lagos y posteriores gobiernos, así criminalizar las demandas del pueblo mapuche. Esta ley fue creada en 1984 durante la dictadura militar liderada por Augusto Pinochet.
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"para mí como mujer no ha sido fácil, porque he tenido que sufrir en carne propia toda la persecución que el estado de Chile contra mi familia, en este casi mis hijos, que se han llevado la peor parte."
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MODUS OPERANDI
Carabineros de Chile bajo la dirección de autoridades gubernamentales
1. Criminalización de la lucha mapuche: Utilizan la ley Antiterrorista para criminalizar las demandas del pueblo mapuche, utilizando las herramientas legales y represivas sin garantías procesales adecuadas. Al acusar a los mapuches de “terroristas” justifican violencia desmedida y detención sin pruebas claras.
2. Control y represión violenta: Las protestas mapuches suelen ser respondidas con el despliegue de fuerzas especiales, conocidas como Fuerzas de Orden y Seguridad (FOES), que son unidades altamente militarizadas de Carabineros equipadas con armamento pesado, vehículos blindados, helicópteros y granadas lacrimógenas.
3. Represión física: Carabineros a utilizado contra las comunidades y familias mapuches balas de goma, gas lacrimógeno, golpes de pie tanto a hombres, como a mujeres, niños, niñas y personas de la tercera y cuarta edad.
4. Allanamientos: En varios casos, se ha documentado que Carabineros no solo desaloja a las personas, sino que también lleva a cabo la destrucción de viviendas, quema de estructuras y destrucción de bienes, o extracción de computadores, herramientas de trabajo propias del campo y dinero como parte de los operativos. Este tipo de violencia tiene como objetivo desestabilizar las comunidades mapuches y evitar que se reagrupen en esas zonas.
5. Detenciones Arbitrarias: Carabineros, bajo el amparo de la Ley Antiterrorista y otras leyes de seguridad pública, ha detenido de manera arbitraria a miembros de comunidades mapuches, muchas veces sin pruebas o cargos claros. Estas detenciones suelen ser acompañadas de violencia física, y las personas arrestadas son tratadas como criminales peligrosos o terroristas, una práctica que está destinada a deslegitimar las luchas sociales y políticas del pueblo mapuche.
6. Zonas de exclusión: En algunas áreas de conflicto, como en la región de la Araucanía, Carabineros ha implementado operativos militares a gran escala. Estos operativos suelen ir acompañados de zonas de exclusión, donde se impide el acceso de periodistas, observadores de derechos humanos y otros actores internacionales para evitar que se documente la represión. Los operativos militares suelen involucrar el uso de helicópteros y unidades especiales de Carabineros que bloquean las rutas y cercan los territorios en disputa. Esta práctica ha sido considerada una violación a los derechos humanos, pues las comunidades quedan atrapadas en una situación de aislamiento sin poder comunicarse o defenderse adecuadamente.
7. Estigmatización: A menudo, Carabineros, junto con los medios de comunicación nacionales, han jugado un papel importante en la estigmatización del pueblo mapuche, presentando a las personas involucradas en las protestas como criminales o terroristas. Esto contribuye a la deshumanización de las víctimas y a la justificación pública de las tácticas represivas utilizadas por las fuerzas de seguridad.
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Abril del 2017 es allanado el hogar de Silvestre Torres Toro, niño mapuche de 14 años, por más de 20 carabineros. Recibe el impacto de perdigones en su pierna izquierda, uno de los cuales se incrusta parcialmente en la rótula y otro peligrosamente cercano a la arteria femoral. Los impactos fuero a 5 y 7 metros de distancia. Estuvo internado en el Hospital de Angol por más de 10 días sin que los perdigones fuesen extraídos y dado de alta. La atención médica fue negada en diferentes centros de la región, terminando en Santiago. –
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Los niños mapuche crecen en un clima de violencia diaria. Sus hogares han sido allanados, sus padres golpeados y detenidos. Acuden a los tribunales cada semana acompañando a sus familias e ingresan a la cárcel los sábados para visitar a los presos de su comunidad. Muchos han sido golpeados y heridos por perdigones de la policía y se han acostumbrado a las camionetas de civil que vigilan los caminos. Una rutina que bordea una normalidad descabellada.
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El 18 de diciembre del 2016, en una comunidad mapuche en Curaco, región de La Araucanía, Brandon de 17 años fue baleado por la espalda por un funcionario de Fuerzas Especiales de Carabineros, luego de intentar defender a su hermano menor de 13 años, recibió más de 180 perdigones. Estuvo 45 días hospitalizado, ha tenido 17 operaciones y vive con plomo en su sangre.
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El 6 de agosto de 2013, al interior de la parcela N°4 del sector de Chiguaihue en Pidima encontraron muerto a Rodrigo Melinao Licán. El cuerpo del joven mapuche de 26 años tenía un impacto de escopeta en el tórax. Ese mismo día, el ex fiscal adjunto de Collipulli, José Ricardo Traipe, confirmó que se trataba de un asesinato, hecho que hasta hoy no se aclara. Rodrigo tenía cuatro hijos cuando lo mataron, pertenecía a la comunidad Rayen Mapu (hoy Rodrigo Melinao Licán) ubicada en la comuna de Ercilla. "Toti" era reconocido por su lucha en los procesos de recuperación territorial de su comunidad y la denuncia a las forestales de la zona. Estaba prófugo, fue perseguido, procesado y condenado a cinco años de cárcel por incendio y perjuicio a una empresa forestal, delito del cual fue absuelto seis meses después de su muerte, en febrero de 2014.
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“Un día anduve con grilletes en mis manos y en mis pies, así en esas condiciones yo di a luz a mi hija”
(Testimonio de Lorenza Cayuhan Llebul)
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RESISTIMOS AL OLVIDO
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JOSÉ HUENANTE, MENOR DE EDAD (16 AÑOS) PUERTO MONTT, SUR DE CHILE.
La mañana del 2 de septiembre de 2005 José Gerardo Huenante Huenante de 16 años, salió por última vez de su hogar, ubicado en la población Mirasol, Puerto Montt, Chile.
Vestía un suéter, polerón azul, jeans verdes, zapatillas grises y un gorro de lana color azul marca Adidas.
EL 3 de septiembre del 2005 no se vuelve a ver, es subido a un furgón policial sin destino conocido, es el inicio de la negación de su existencia, el 19.437.429-1 se convierte en un enigma, en una ausencia, en un dolor, en un problema para el Estado que marca una nueva historia de detenidos desaparecidos para este país en gobiernos democráticos: Hugo Arispe Carvajal (14 de enero 2001), José Huenante (5 de septiembre 2005) y José Vergara (13 de septiembre 2015) .Todos al final de cuentas somos un número, pero hay unos que hieren y tajean la historia de este país con sus ausencias.
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MODUS OPERANDI
CARABINEROS IMPUTADOS DE LA QUINTA COMISARÍA DE PTO. MONTT, SUR DE CHILE.
Un testigo vio a José corriendo solo por Arturo Narváez en dirección a la casita verde y detrás de él a una patrulla (policial) Nissan V16 persiguiéndolo. Observó que este vehículo acorraló a José en la entrada del pasaje Tres y se bajaron dos policías que lo detuvieron y lo metieron a la patrulla por la puerta posterior. Los carabineros imputados por la desaparición de José Huenante fueron formalizados el 16 de marzo del 2009 por el delito de sustracción de menores. Los tres negaron haber detenido a José. Sin embargo, hubo versiones contradictorias, hallándose adulterado el kilometraje del vehículo policial, el libro de registro de detenidos aparece borrado el número de “2” detenidos y enmendado con un “1”, y el registro de la bitácora del radio patrulla aparece sin información desde las 02:15 a las 06:00 am, horario en que habrían ocurrido los hechos que terminaron con la desaparición de José. Los tres carabineros acusados fueron dados de baja por la institución, pero en 2010 serían reintegrados. El Ministerio Público dijo no tener los antecedentes suficientes y decidió dejar la investigación en manos de la Fiscalía Militar. Ninguna institución del Estado en gobiernos posteriores hizo justicia para la familia de José Huenante.
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" Yo les pediría a estos carabineros que hicieron algo con mi hijo que digan la verdad y que hablen, eso es lo que nosotros queremos, que ellos hablen y digan la verdad, qué pasó esa noche, eso yo les pediría a ellos."
(Cecilia Huenante, madre de José Huenante)
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Un testigo vio a José corriendo solo por Arturo Narváez en dirección a la casita verde y detrás de él a una patrulla (policial) Nissan V16 persiguiéndolo. Observó que este vehículo acorraló a José en la entrada del pasaje Tres y se bajaron dos policías que lo detuvieron y lo metieron a la patrulla por la puerta posterior.
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Un testigo vio a José corriendo solo por Arturo Narváez en dirección a la casita verde y detrás de él a una patrulla (policial) Nissan V16 persiguiéndolo. Observó que este vehículo acorraló a José en la entrada del pasaje Tres y se bajaron dos policías que lo detuvieron y lo metieron a la patrulla por la puerta posterior.
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RICARDO HAREX MENOR DE EDAD (17 AÑOS) PUNTA ARENAS, SUR DE CHILE
Ricardo Harex de 17 años fue visto por última vez la noche del 19 de octubre de 2001. Ese día se despidió de sus padres para ir un cumpleaños con sus compañeros del Liceo Salesiano San José, en el sector de Playa Norte de Punta Arenas. Sus compañeros fueron los últimos en verlo cuando se retiró de la fiesta. Ricardo se dirigió a un Esso Market para comer algo antes de volver a casa, pero nunca más se supo de él. Según testigos, cerca del lugar de su desaparición se vio a Rimsky Rojas, sacerdote y director del colegio donde estudiaba Ricardo, quien posteriormente se transformó en uno de los sospechosos del caso. Sin embargo, debido a la falta de antecedentes con el paso de los años, la causa terminó por ser archivada. En 2011 el caso fue reabierto, luego de que se reportara el hallazgo de restos óseos en un sector de la ciudad. A los pocos días del descubrimiento, el sacerdote Rimsky Rojas se suicidó en una casa de reposo de la Congregación Salesiana debido a una profunda depresión y cercado por las denuncias de abuso sexual en su contra.
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MODUS OPERANDI
SACERDOTE RIMSKY ROJAS
1. Contexto:
El obispo Tomás González encabezaba a la iglesia católica en Magallanes, mientras que el director de Liceo Salesiano San José, donde estudiaba Ricardo Harex, era Rimsky Rojas, cargo que ocupaba pese a que en la década de los 80 ya habían surgido rumores en su contra de abusos sexuales a estudiantes en Valdivia, Chile. Mucho se hablaba, pero poco se denunciaba en la época los abusos sexuales de sacerdotes, los que eran protegidos y encubiertos por sus superiores de manera sistemática.
Búsqueda:
Uno de los estudiantes del San José declaró que el sacerdote Rimsky Rojas, salía por las noches de fin de semana a buscar alumnos ebrios para llevarlos a su casa para “ayudarlos”.
2. Traslado y protección:
Lo anterior dejó de ser una especulación y pasó a ser un hecho cierto luego que se iniciara la investigación por la desaparición del adolescente puntarenense, ya que luego de reunirse un cúmulo de antecedentes, y tras varias aristas indagadas, la justicia pudo apuntar su mirada en la figura de Rimsky Rojas. Sin embargo, lo anterior tomó tiempo, lo que permitió que las autoridades católicas pudieran trasladar a otra región a Rimsky. Finalmente llega a la capital en Septiembre del 2010 acumulando cuatro denuncias por abuso sexual presentadas en su contra, una de ellas ante el Ministerio público y tres ante las autoridades de su congregación, los hechos habrían ocurrido en la década delos 80 en Valdivia y durante los noventa en Punta Arenas.
3. Impunidad:
4. Finalmente se quitaría la vida en 2011 en Santiago, a diez años de la desaparición, justo después de que se anunciara la reapertura del Caso Harex, que por esa fecha se había estancado judicialmente.
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Hasta encontrarlo, Tengo que buscarlo hasta encontrarlo, esa fue una promesa que le hice y tengo que cumplirla”
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“Eran las 21,20 horas, nunca lo podré olvidar, cuando se fue a la fiesta. Lo fui a dejar a la puerta. Me dijo que llegaría temprano porque jugaba al otro día. Le pedí que se cuidara. Le di un beso, sin pensar que sería el último y que nunca más lo volvería a ver” (Margot González, madre de Ricardo Harex)
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“Perdón por no haberte abrazado más fuerte pensamos que te volveríamos a ver”
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SOBREVIVIENTES
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EL DOLOR PRESCRITO
Las víctimas de los abusos sexuales de la iglesia, ignoradas por años, con sus vidas destruidas y la desilusión a cuestas se han ido rearmando de a poco, son los sobrevivientes que han comenzado a dar sus testimonios, dolor, rabia, ansias de justicia, abrazos y contención. La impunidad parece ganar siempre, muchos de los culpables han muerto otros siguen ejerciendo su ministerio sin control, en salones de clases, pasillos, las viviendas de los religiosos, en los campamentos de scouts. La Iglesia a pesar de tener conocimiento de los hechos se ocupó solamente de proteger a los sacerdotes pederastas chilenos cambiándolos de ciudad para encubrir sus delitos y evitar así que sean entregados a la justicia civil. Algunos están escondidos en los conventos cumpliendo una justicia acomodada, otros en casas de reposo bien acondicionadas, con patio interior, áreas de lectura, servicio de descanso y cocina, viven religiosos acusados o investigados por delitos sexuales contra menores. Las casas principales de este tipo son la residencia de los jesuitas, en el centro de Santiago y la casa de los Hermanos Maristas en el barrio de Providencia frente a la Nunciatura Apostólica.
La mayoría de los delitos han prescrito, como si el alma dañada tuviera fecha de término.
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MODUS OPERANDI
1. Captar:
Selección de la víctima. Vínculo de confianza previa entre agresor y víctima
2. Seducción:
Enamoramiento, encantamiento, convencimiento. Por medio del engaño, chantaje, dinero, regalos, miedo, fe y usar el nombre de dios.
3. Control:
Distanciar a las víctimas de sus familias. Pacto de silencio.
4. Castigo:
Obediencia y sumisión.
5. Vejaciones sexuales:
Pornografía, masajes, tocamientos, medir el pene, revisión de cáncer y violaciones
6. Encubrimiento:
- Uso de eufemismos: No usan palabra violación sino “contacto inapropiado”
- Investigación deficiente o sesgada
- La contención psicológica de los abusados la realiza la propia iglesia para evitar repercusión pública.
- Denuncias con investigaciones internas.
- Abusados contenidos en instalaciones psicológicas de la Iglesia.
- Autoinformes de los abusadores que terminan culpando a los abusados y negando conducta delictiva.
- No hay divulgación pública dentro o fuera de la iglesia,
- Los abusadores eran “retirados”, “reasignados” lo que permitía que volvieran a abusar. Transferencia en lugar de expulsión. Práctica institucionalizada. Los obispos y administradores diocesanos sabían.
- Apoyo financiero al abusador por parte de la iglesia.
7. Informes insuficientes:
- La iglesia negaba hacer un informe para denunciar a la policía.
- Retrasar información.
- Informes reducidos
- No transmitían la gravedad del crimen (conducta, fecha, lugares)
- Escondían pruebas
- Demoras que llevaban a la prescripción del delito.
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“¿Dónde estaba dios en ese momento? nos violaban en nombre de dios”
(Sobreviviente)
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“El Señor ya te perdonó, quédate tranquilo, tienes que guardar este secreto”
(palabras de sacerdote pederasta a sobreviviente)
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“El Señor ya te perdonó, quédate tranquilo, tienes que guardar este secreto”·
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“El día de mi primera comunión fue enfermizo, recibí la hostia del mismo sacerdote que me abusaba”
(Sobreviviente)
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“Estando en Santiago por mis responsabilidades en la Conferencia Episcopal lo que fue coincidente con el regreso del Padre B. de sus vacaciones, nos juntamos a conversar sobre estas posibles acusaciones que a modo de rumores me habían llegado, y sobre la factibilidad cierta de que esto se transformara en una denuncia formal. Luego de escucharme atentamente, el sacerdote me manifiesta su decisión de volver a su país de origen, lo que simplemente acepté. Le manifesté que si se produjera una denuncia formal, debería regresar a Osorno, lo que él consintió.” (Obispo Alejandro Goic)
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“Denunciar lo que sucedió hace décadas no es quedarse en el pasado, es memoria histórica para construir un mejor futuro. Olvidar o negar los crímenes que nos cometieron es violencia. Y, por último, negarse a la reparación del daño devastador provocado no es ignorancia ni falta de tino. Es sadismo”
(Un Sobreviviente)
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Desde la condena canónica del ex sacerdote Fernando karadima, suspendido de por vida al ser declarado culpable de abusos sexuales contra menores con violencia y abuso de su potestad eclesiástica la Iglesia chilena cayó por un barranco vertiginoso. Sacerdotes acusados de pedofilia, religiosos suspendidos por denuncias de abusos sexuales, cofradías de clérigos involucrados en redes de abusos a menores , Obispos encubriendo por años a sus ministros. En mayo de 2018 Chile se quedó sin obispos católicos. En bloque, la conferencia episcopal chilena presentó su renuncia ante el papa Francisco, de los 33 renunciados 8 fueron apartados de sus cargos. La gran mayoría de los casos han quedado en la impunidad.
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Edición general: Fernando Lavoz Bustamante
Diseño editorial: Valentina Unda Rojas - Fernando Lavoz Bustamante
Coordinadora artística: Valentina Unda Rojas
Fotografías: Fernando Lavoz Bustamante
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